Por Klaudio Videla
“El diseñador Alexander McQueen fue encontrado el jueves en su domicilio londinense del West End en un aparente suicidio, según los medios británicos…”
Recuerdo haber visto este titular cuando me enteré de la muerte de este genio de la moda y también recuerdo que la última vez que supe de él, fue cuando vi la colección 2010 de verano para mujer donde terminaba el desfile con la canción Bad romance de Lady gaga. Excelente colección!... Debo decir que fue un golpe bajo para todos sus seguidores, desde que este vanguardista, transgresor diseñador se hizo conocido en el año 1997. Al parecer su muerte habría sido ocasionada por una fuerte depresión motivo del fallecimiento de su madre 9 días antes del suicidio de este.
En la página oficial de Twitter, Alexander se refería futuramente al tema…”Ha sido una semana terrible pero mis amigos se han portado genial, pero ahora tengo que recomponerme y acabar con...".
Y es que este diseñador dejo al mundo de la moda en la penumbra y con gusto a poco, ya que cada colección lanzada era un espectáculo de tales magnitudes que quedaba en la retina hasta que llegara el próximo lanzamiento.
El primer acercamiento de este talento infinito lo tuvo trabajando en los grandes atelieres de las importantes marcas como Givenchy siendo sucesor del gran Galliano y Gucci que fue la casa que vio su talento y aposto por su brillante creatividad y su perfecta técnica con respecto a las estructuras.
McQueen siempre se caracterizo por ser irreverente y poseer una brutalidad atemperada tanto en sus colecciones como en su vida personal. Era abiertamente homosexual, como dice él: Nací del vientre de mi madre y me fui directo al desfile del orgullo gay.
Sabemos que no existirá un McQueen en esta vida y no sé como la marca podrá seguir adelante transmitiendo las dislocadas y equilibradas sensaciones de la belleza de los cortes al verlas puestas en esas altas modelos.
En fin solo me queda poner en registro y como la mayoría lo ha hecho como uno de los diseñadores que no se podrán olvidar jamás.
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