Por Diego A. Tejada Gamboa.
Antes de comenzar esta columna quiero aclarar que no me referiré a las ventas que ha hecho
La decadencia musical se ve reflejada en esta mujer, que con cero talento, las discográficas la siguen fichando y auspiciando sus discos, un producto que desde su inicio venia mal elaborado, su ex agrupación Timbiriche, una manga de personas sin talentos (me perdonará Thalía, pero no podemos hacernos los tontos). Esta mujercita se jacta de cantante y actriz, ninguna de las dos cosas lo hace bien, tiene aires de diva que no merece, es antipática y hostil dejando a la mismísima Marta Sánchez como una Miss Simpatía.
Pero bien, me concentro en su música, en el año 2000 le llegan sus minutos de gloria, un disco que fue bien producido y uno de los más recordados, se “despreocupo” de su imagen de chica dorada y un poco más “casual” saco Paulina, un disco vendedor, del cual se extrajeron múltiples sencillos, aunque en el Festival de Viña del Mar de aquel año no causó el furor que se esperaba (es más no le dieron ni un premio), la estupidez reinó en los oídos de algunos chilenos, convirtiéndola en el transcurso de aquel año en una de las “artistas” más populares.
Ahora déjenme sumar, sacar unos resultados… bueno, en conclusión después de aquel disco no se le puede condecorar con nada más bueno, espero que su maternidad le afecte las cuerdas vocales para que por una vez en su vida, sepa lo que es cantar bien. Ojala su hijo salga talentoso, aunque lo dudo…
Hasta la próxima.
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