9.13.2010

“High & Bass” o cómo convertirse en leyenda.


Por R. Blues.

Sin duda la banda más conocida de la escena nacional y la más importante de la música chilena, el origen de los Jaivas se remonta a principios de los sesenta, cuando un grupo de buenos amigos, decide formar y canalizar su creatividad experimentando en las fusiones del folklore latinoamericano y los instrumentos electrónicos. Guitarras eléctricas, sintetizadores, bajo y batería construyen las armonías que hoy componen el cancionero nacional de cualquier amante de la música. Ritmos como el jazz, el rock clásico, pasando por la improvisación avant garde y la música tropical, Los Jaivas se han caracterizado por la permanente exploración y mezcla de estilos con el sello del rock progresivo como sino. Comparables a los Rolling Stones en vigencia, la historia de la banda está lejos de terminar.


El año es 1963 y los entonces adolescentes hermanos Parra, Eduardo, Claudio y Gabriel, y sus amigos Mario Mutis y Eduardo Alquinta se dedicaban a tocar boleros, rumba, bossa nova, chachachá y algo de la nueva ola en fiestas, bailes y eventos de colegio bajo el nombre de “Los High & Bass”. Ciertamente la altura de los Parra y lo menudo de la impronta de Alquinta y Mutis tenía mucho sentido con el nombre de la banda para cierto público. Luego de algunos años de trayectoria, compartiendo escenario frecuentemente con “Los Master” (Hoy Congreso), el grupo se cuestiona su rol de meros intérpretes, y deciden dar paso a una nueva etapa en su vida artística, la de creadores de su propia identidad. En 1968 los “High Bass” dan paso a LOS JAIVAS, con un repertorio que evoca fuertemente paisajes e imágenes andinas. Producto de este nuevo rumbo es su primer disco, “Volantín” de 1970, de producción y distribución propias con quinientas copias hoy piezas de colección. La nueva propuesta es apoyada con la primera gira por el país, consolidando su línea musical realizando numerosos conciertos. Curiosamente, las propuestas de la banda no son muy difundidas por los medios, salvo un par de excepciones, pues la crítica fijaba sus juicios en su experimentación con las drogas o sus relaciones de pareja. Si se puede establecer un árbol genealógico del estilo musical de Los Jaivas, los padres mentores vendrían siendo las formas folclóricas modernizadas por Violeta Parra y la estructura de una banda de rock tributaria de la instrumentalización de Jimi Hendrix.


Malditos sellos.


Los productores de discos pedían canciones en lugar de improvisaciones, y la propia evolución del quinteto comenzó en 1972 una historia musical sin retorno, que iría en camino de convertirse en leyenda. El sello RCA, nacionalizado por el gobierno de Allende como IRT, les ofreció grabar un disco sencillo. La canción escogida fue “Ayer caché” y para el lado B crearon un tema especial, “Todos Juntos”, que los lleva al primer plano de la popularidad en el país. Este disco es editado en varios países latinoamericanos y el tema Todos Juntos, es grabado por innumerables grupos de Argentina, Perú, Bolivia y otros países, convirtiéndose en un himno del continente. En el verano de 1973 producen un encuentro internacional de música en la Quinta Vergara “LOS CAMINOS QUE SE ABREN”, que reúne a grupos de Argentina, Brasil y Chile. Ese mismo año, son invitados a crear y grabar la música para la película "Palomita Blanca" del Director Raúl Ruiz, estrenada 20 años después de su filmación gracias a la censura de la dictadura militar.

Maldito golpe.

Septiembre de 1973 marca a muchos con un quiebre irreparable, Los Jaivas no son la excepción. Dado el cierre de espacios y la represión que siguió al golpe militar en Chile que afectó directamente a la banda, se ven forzados a instalarse en Argentina, aún cuando ellos no tenían ninguna simpatía política y no sufrieron a directa persecución como muchos músicos chilenos. Luego de una gira que terminó en Octubre de 1973 no pudieron volver a Chile, por cuestiones obvias.La banda en pleno se radicó en el vecino país, cuando Luis Alberto Spinetta editaba “Ataúd”, Sui Generis revolucionaba al país musicalmente y debutada David Lebón. Zárate es el pueblo escogido, a 80 Km de Buenos Aires y cercano al río Paraná.

“Cuando nosotros nos fuimos a Argentina ahí tuvimos que entrar a preocuparnos, como comunidad de nuestro sistema de vida. Eso también contribuyó para que nosotros se nos vinculara como líderes del movimiento hippie. Incluso a cualquier persona que anduviera con el pelo largo se le llamaba Jaiva”, recuerda Claudio Parra. Es así como se autogestionan y producen sus propios conciertos primero en salas pequeñas y luego en lugares más grandes, se hicieron amigos de un grupo llamado “Arco iris” donde estaba un desconocido Gustavo Santaolalla, y como su música era bastante parecida siguieron juntos por varios festivales. Al principio los rockeros argentinos se descolocaban con esta nueva propuesta jaiviana, que para puristas como ellos no era rock, pero finalmente los aceptaron. A tal grado llegó el apego por la banda que fueron incluídos en un compilado de rock argentino, “Al principio éramos los Jaivas de Chile, después éramos los Jaivas no más y al final terminamos como parte de ellos mismos", agrega Parra.

La idea original de rescatar las raíces de Latinoamérica se complica por la tensa situación política del momento, pues los golpes de estado eran cuestión cotidiana. Pensando en una nueva aventura deciden instalarse en Europa, con París como centro de acopio. Una vez más, el grupo de viñamarinos se ve en la disyuntiva de cerrar un ciclo y partir a construir su historia desde los cimientos. Es así como el conjunto llegó al balneario de Biarritz, en la costa Atlántica al sur de Francia, a una casa facilitada por una amiga de Alberto Ledo. Desde ahí se trasladaron todos juntos a una enorme casona en París, que si bien arrendaban, provocaron las suspicacias de la comunidad chilena en el exilio, acusándolos de ser financiados por el régimen militar.

Paulatinamente, el conjunto comenzó a abrirse espacios en Europa. Primero en Holanda, donde Los Jaivas fueron recibidos con entusiasmo en los circuitos hippies, y luego en los países escandinavos, en Alemania, en Inglaterra y en Francia, donde llegaron a protagonizar conciertos a tablero vuelto en el mítico Olympia de París. Las giras se extienden cada vez más a diversos países y ciudades, logrando acceder a los multitudinarios festivales de verano europeos. Palma de Mallorca, Andalucía, Costa Brava, Sur de España, Barcelona, Madrid. Nuevas giras a Alemania, Holanda, Suiza, Suecia, Noruega, Finlandia y Dinamarca. A
comienzos de 1979 rompieron con el sello EMI, ante la insistencia de la discográfica de hacer un repertorio más comercial, para lo cual incluso les asignó un productor y compositor. La respuesta del grupo fue de una negativa rotunda, lo que consolidó la independencia del camino de la banda, cuyos buenos resultados confirmaban cada una de sus opciones. En 1980, son invitados por La Maison de Radio France, en París, para realizar un concierto de presentación de su nuevo trabajo, "Obras de Violeta Parra”. Al poco tiempo, Mario Mutis regresó al conjunto y con la salida de Cansani y de Ledo después, el conjunto volvió a contar con su formación original.

Una intensa actividad en vivo consolidó la alineación que en 1981 inició uno de sus proyectos más importantes, musicalizar parte del Canto General de Pablo Neruda.

Alturas de Machu Pichu.

Probablemente el más importante y popular de toda su discografía. En él, el grupo musicaliza el popular poema del vate chileno, aparecido en su obra de 1950. En este escrito el poeta canta, subyugado por la grandeza de la creación humana que él atestigua en las ruinas de Machu Picchu, en Perú, sobre el glorioso pasado indígena de América Latina, las miserias humanas, la muerte y el dolor que la majestuosidad a menudo causa en quienes la forjan. El poema es uno de los más trascendentes de la poesía de Neruda, y su musicalización por parte de Los Jaivas ha sido considerada como magistral y fiel al contenido de la obra original. Con ese flamante trabajo, el conjunto regresó a Sudamérica en agosto de 1981. En Argentina realizaron una gira, con un masivo concierto en el Estadio de Obras Sanitarias. En Santiago llenaron tres veces el Teatro Caupolicán. En Perú, en las mismas ruinas de Machu Picchu, protagonizaron un especial televisivo conducido por Mario Vargas Llosa, donde reinterpretaron íntegramente su musicalización de los versos de Neruda.

Al año siguiente regresaron a presentarse en vivo en Argentina y Chile, tras un paso por París, donde registraron una especie de disco compilatorio bautizado como Aconcagua. Los Jaivas estuvieron en el Festival de Viña del Mar de 1983, estableciendo nuevos parámetros para la música local. Su paso por Chile dejó profundas huellas una generación de seguidores locales. También en 1983 son invitados a la gira más insólita de su historia. Son contratados por GossKoncert, la agencia rusa de espectáculos, para realizar 30 conciertos en cinco países de la Unión Soviética. Moscú y Leningrado en Rusia, Vilnius en Lituania, Novosibirsk en Siberia, Alma Ata en Kazajstan, Frunze en Kirkjistán, son algunas de las ciudades que conocieron la música de esta parte del mundo.

El eterno retorno.

Un nuevo regreso a Chile fue marcado por serios desacuerdos con productoras, asunto que los llevaron a París, donde su suerte fue cambiando. A la nueva salida de Mario Mutis en 1985 (quien fue reemplazado nuevamente por Pájaro Canzani), se sumó el hecho que la actividad descendió y Gabriel Parra comenzó a trabajar en otras cosas. En 1988 regresaron a Chile, y realizaron un histórico concierto en el Estadio Santa Laura. A 25 años de su fundación, la banda se mantenía vigente.

Menos de un mes después de ese concierto, el 15 de abril de 1988, el baterista de Los Jaivas murió en un accidente automovilístico en Perú. La despedida se realiza en Viña del Mar, ciudad natal de todo el grupo. Más de 100.000 personas asisten a sus funerales, incluyendo una banda de honor formada por los bateristas de muchos grupos chilenos. Se reciben condolencias de todas partes del mundo. Su partida, masivamente acompañada en Chile, marcó un largo receso en el grupo, interrumpido con el disco de tributo a Gabriel, “Si tú no estás” de 1989, y por la sospecha que la historia de la banda había llegado a su fin.

Volver.

En 1995 el receso de Los Jaivas llegó a su fin. La banda puso en la batería a la hija de Gabriel, Juanita Parra, y en el bajo a Fernando Kraka Flores para editar “Hijos de la tierra”, un disco que se conjugó con la floreciente escena musical chilena de esos años y que tuvo una importante acogida popular. En 1997, Mutis regresó nuevamente a la banda y un disco que revisitó su historia determinó una nueva etapa en el conjunto, que por fin volvía a ser el original. En 1996, el tema “Todos juntos” fue el himno oficial de la VI Cumbre Iberoamericana de Presidentes. Esta canción fue regrabada con la participación de varios artistas nacionales. En 1998 crean por encargo "TODOS AMERICANOS", tema oficial de la II Cumbre de Las Américas, realizada en Santiago de Chile, en 1999, crean, también por encargo, el tema "POR LOS NIÑOS DEL MUNDO", que se edita junto a un libro con las pinturas de Bororo, cuyo tema es la Declaración Internacional de los Derechos del Niño de UNICEF, y ese mismo año Reciben un premio de sus pares de la Sociedad del Derecho de Autor, SCD, "Figura Fundamental de la Música Chilena", que se otorga por primera vez. El remontaje de Alturas de Macchu Picchu, la grabación del disco Mamalluca (1999) en conjunto con Orquesta Sinfónica, la edición del álbum En el bar restaurante “Lo que nunca se supo” de 2000, antecedieron a Arrebol (2001), un disco de canciones originales. La edición el 2002 de la biografía oficial, Los caminos que se abren, escrita por el periodista Freddy Stock eran parte de las actividades con las que la banda quería celebrar sus 40 años de vida.

EDUARDO “GATO” ALQUINTA (2003)

En el año 2003, la tragedia les toca de cerca nuevamente. Eduardo “Gato” Alquinta, su vocalista, múltiple instrumentista y compañero de 40 años de aventura, decide partir sorpresivamente a otras dimensiones. Cuando todo marchaba con intensidad, con el grupo activo y su residencia dividida entre Chile y Francia, el conjunto sufrió la más grande pérdida, muere de un infarto agudo la cara visible de Los Jaivas. Su despedida es multitudinaria, más de 400.000 personas esperan hasta cinco horas para darle su último adiós.

Los hijos de Gato, Ankatu Alquinta y Eloy Alquinta, fueron los primeros músicos en incorporarse a la agrupación. La primera voz fue asumida por su hermana Aurora, quien sin embargo abandonó el proyecto a los pocos meses. Este rol fue tomado por el charanguista Carlos Cabezas, músico que hacía varios años era parte de Los Jaivas, y el bajista Mario Mutis. Con esta obligada formación, se realiza una temporada junto al Ballet Nacional Chileno, Banch, presentando la obra “PARÍS-SANTIAGO”, con música de Los Jaivas y coreografías del rumano-francés Gigi Caciulianu. Increíblemente y a solo un año después que su padre, Eloy sufre un ataque cardíaco a los 33 años al regreso de una gira por Argentina. Nuevamente el grupo se ve enfrentado a la tragedia y la incertidumbre.

Francisco Bosco asumió los vientos, y así la banda retomó su historia. En abril del 2006 realizó un concierto en la isla de Pascua, lo que se convirtió en disco y DVD. El 2009 abandonó los escenarios el fundador, Eduardo Parra, pero hoy Los Jaivas siguen existiendo, como una leyenda transgeneracional dentro de la música en Chile, y cercanos a cumplir medio siglo de vida, a vigencia de sus canciones y sus músicos aseguran la continuidad de su legado.

Discografía

Discos originales:

Participaciones:

(Compilados de varios artistas)



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